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Chica AS

Alesa Pacheco

A sus 21 años, Alesa Pacheco lleva la playa en la mirada y la comunicación en las venas. Modelaje, teatro y sueños se entrelazan en una historia aún por escribir. Publicado: 19 de enero de 2025

El sol es el mismo, pero a veces parece brillar distinto en Asia. Entre las olas y el calor, Alesa Pacheco camina con la confianza de quien lleva la playa en la piel y el verano en el alma. A sus 21 años, esta estudiante de comunicaciones vive el ahora con la energía de alguien que sabe que la vida es más que la arena que queda tras el paso.

Alesa recuerda sus primeros años frente a una cámara como si fueran ayer. “Mi primer comercial lo hice a los siete años. Era una niña, pero me encantaba actuar, posar, ser parte de algo más grande”. Esa fascinación se transformó con el tiempo en un hobby que combina con sus estudios en la Universidad de Lima. Pero, para ella, el modelaje es más que poses: “Es una forma de comunicar quién soy, de conectar con los demás desde otra perspectiva”​.

Los veranos de Alesa son un ritual: la familia, los amigos, la música, las risas que se mezclan con el sonido de las olas. “Soy chica playa desde que tengo memoria. Apenas pude caminar, ya estaba corriendo hacia el agua”, comenta con una sonrisa que se siente aunque no la veas​.

Sin embargo, su vida no se limita al sol y las selfies. Con cuatro años de estudios de teatro a cuestas, sueña con actuar en escenarios más grandes, mientras explora la publicidad y el marketing como posibles caminos profesionales. “Me gusta la idea de ser una comunicadora todo terreno, de encontrar siempre nuevas formas de contar historias”. Esta inquietud la llevó a dejar psicología, una carrera que la apasionaba pero que no cuadraba con su esencia ni sus horarios​.

Alesa no vive solo en el presente; también mira hacia adelante. En diez años, se imagina combinando su pasión por el arte con el impacto social. “Quiero ser feliz haciendo lo que amo, ya sea actuando, modelando o trabajando en proyectos que tengan significado”. Habla con una certeza que no parece pesarle, como si tuviera todo el tiempo del mundo para lograrlo, aunque en el fondo sabe que el tiempo siempre corre​.

El verano que vive Alesa es una constante, pero también un motor. Cada ola que rompe en la orilla parece un recordatorio de que, aunque el sol se ponga, siempre habrá otro amanecer para quienes se atreven a soñar.

 

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