Desde los 11 años, Emilio Noguerol ha sabido lo que es vivir entre mundos distintos. Comenzó en la televisión, luego saltó al derecho —graduándose en plena pandemia— y nunca soltó la pluma, escribiendo libros como “Hora punta” y “Cuentos de un perfecto mentiroso”. Hoy, a sus 28 años, ha encontrado una fórmula única para equilibrar estas facetas. “No siempre se encuentra el equilibrio perfecto, pero si te mantienes fiel a lo que te apasiona, las piezas terminan encajando”, reflexiona.
El derecho público-económico es el corazón de su carrera legal, donde explora la relación entre el Estado y la economía. “Es emocionante ver cómo lo público y lo privado pueden trabajar juntos para construir un país mejor”, comenta. Pero su vida no termina en los tribunales: la literatura es su refugio. “Escribir cuentos es mi forma de desconectar, de narrar lo que veo y siento, es como pintar paisajes con palabras”, dice al respecto.

“No siempre se encuentra el equilibrio perfecto, pero si te mantienes fiel a lo que te apasiona, las piezas terminan encajando”.
Recientemente, ha sumado una nueva pasión a su vida: la equitación. “Conectar con un caballo es crear un binomio, un lenguaje silencioso donde ambos aprenden a confiar. Es el único deporte olímpico donde trabajas en equipo con un animal, y eso lo hace especial”, cuenta.
Con un nuevo libro en marcha —una novela inspirada en el choque entre las leyes y la realidad, entre los ideales románticos de un joven y la dura sociedad que lo rodea— y sueños de seguir creciendo como abogado, Emilio continúa escribiendo su historia. “La clave siempre está en construir narrativas, ya sea para un juez, un lector o para uno mismo”, concluye.
