Si bien en verano la piel está más expuesta a radiación UV, deshidratación, altas temperaturas y contaminación, el daño celular no ocurre solo en esta estación. Otros factores como el estrés y el envejecimiento natural también afectan su apariencia durante todo el año. Y aunque el protector solar y las cremas hidratantes son esenciales, no son suficientes para combatir estos ataques que reducen su capacidad de regeneración, por lo que es necesario implementar una rutina de cuidado los 365 días.
Recordemos que la exposición moderada al sol ayuda al cuerpo a producir vitamina D3, fundamental para la salud ósea y prevenir enfermedades crónicas. Sin embargo, no todas las personas absorben esta vitamina de la misma manera: la edad, el color de piel, la hora del día e incluso la ubicación geográfica pueden influir en su producción. Por ello, ante la aparición de arrugas, líneas de expresión, manchas oscuras y pérdida de elasticidad, la ciencia ha empezado a estudiar el NAD+ y el Resveratrol, dos compuestos que no solo han ganado popularidad como parte de tratamientos antiage, sino también por ayudar a reducir los daños derivados de la sobreexposición solar. “El NAD+ es una coenzima esencial en procesos metabólicos y en la reparación del ADN. Los niveles de NAD+ disminuyen con la edad, por lo que su suplementación puede mejorar la salud celular y aumentar la longevidad. Los niveles bajos de NAD+ se asocian con envejecimiento celular, menor producción de ATP (energía) y mayor susceptibilidad a enfermedades relacionadas con la edad, incluyendo una disminución de la masa muscular”, señaló el Dr. Santiago Rodas, especialista en medicina integrativa de Firstmed.

El Resveratrol es un polifenol natural presente en alimentos como las uvas, vino tinto, frambuesas, moras, granada y cacao sin procesar, que actúa como antioxidante, protegiendo las células del daño oxidativo y activando las sirtuinas, proteínas relacionadas