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Lifestyle

Natalie Bourchier: Hacedora de estilos

La asesora de imagen e influencer Natalie Bourchier redefine el estilo como una herramienta de autoconfianza y autenticidad. Publicado: 23 de marzo de 2025

La moda, decía Oscar Wilde, es tan fea e intolerable que es necesario cambiarla cada seis meses. Natalie Bourchier podría complementar muy bien esa idea: para ella, la ropa que vestimos no es otra cosa que una declaración de identidad y seguridad en uno mismo, una suerte de permanencia frente a tanta fugacidad. 

Criada entre Perú e Inglaterra, su vínculo con el vestir se formó como una extensión natural de su personalidad. “Si algo aprendí en Europa es a vestirme como me da la gana”, cuenta entre risas. Así son las conversaciones con Natalie, de una sorprendente frescura acompañada de buenas cuotas de humor.

Su camino, sin embargo, comenzó en el mundo corporativo. Luego de trabajar por más de una década en el sector bancario y en una joyería de lujo, el nacimiento de su tercera hija marcó un momento del que no podía salir sin cambiar, sin transformarse. “Trabajaba de sol a sol, en eventos. Me dije que ya era el momento de tener algo propio, y mi entorno me animó a lanzarme al mundo de la moda”, recuerda.

Es así como decidió, en 2019, especializarse como asesora de imagen y personal shopper, y con la pandemia encontró en las redes sociales un canal adecuado para compartir su visión con el mundo. Entonces sus videos con recomendaciones y tips sobre cómo vestir mejor comenzaron a viralizarse, y el resto es historia.

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¿Cómo es tu proceso de asesoramiento de imagen?

Lo que suele pasar es que uno tiene un montón de ropa y siempre se viste igual. Yo voy a los clósets para ver y estudiar la ropa que tienes, me doy cuenta de cuál es tu estilo y trato de darle un giro y enseñarte cómo vestir mejor. La gente me contrata porque les gusta mi estilo, pero otra cosa muy diferente es que ese estilo lo uses tú. Eso no funciona: tienes que entender el estilo de la persona, en qué trabaja, cómo es su día a día, y captar eso es la esencia de una buena asesora de imagen.

¿Qué casos sueles encontrar?

El 90% de mi público es femenino. Hay algunas mamás, por ejemplo, que durante la pandemia estuvieron todo el tiempo en buzo. Así es muy fácil perder de vista tu esencia y olvidar cuál es tu estilo. Yo las ayudo a que encuentren eso. Hay también otras personas que han trabajado muchos años en una gran compañía, pero de repente cambian hacia una empresa más informal y no saben cómo vestirse. 

En cuanto a los hombres, por ejemplo, he tenido clientes que han sido ascendidos y que de pronto descubren que tienen un look muy chibolo para el puesto. Necesitan algo más de seniority, algo más gerencial.

¿Y cómo definirías tu estilo personal?

Siempre he sido bien atrevida. A mí nunca me ha importado nada ni nadie: me pongo lo que me da la gana para complacerme a mí misma [risas]. ¡Ni siquiera para complacer a mi esposo, a mis amigas o a mi familia!

Pero creo que mi estilo y el de todos va cambiando. Así como uno va cambiando en el tiempo, nuestro estilo también. Antes he sido más estrambótica y ahora me provoca vestirme un poco más tranqui. También depende de cómo sigues las tendencias, cómo las reinterpretes. Siempre es un combo: tu estilo más las tendencias.

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Y en ese sentido, ¿qué le recomendarías a un humilde periodista que quiere vestirse mejor?

[Se carcajea] Para vestirte bien, necesitas buenos básicos —80% de tu clóset deberían ser buenos básicos—: un buen jean; una buena casaca de cuero; una camisa jean; una camisa blanca; un polo blanco, negro y gris; unas buenas zapatillas; full colores neutros. Cuando tienes una base de básicos de buen material y lindos, le puedes agregar el otro 20% de tu look, compuesto por alguna tendencia o algo que llame más la atención. Si te vistes con un lindo jean clásico y le pones unas cowboy boots o algo más llamativo, tienes un gran resultado. Siempre trato de dar tips para que los looks se vean mucho más bonitos, más pulidos, más trabajados. Siempre les aconsejo a mis clientes eso. El otro extremo, vestirse con 100% básicos o 100% tendencias, es o muy aburrido o muy exagerado.

¿Dirías que en Perú nos vestimos bien?

Lo que sucede en Perú es que la gente no se atreve. Siempre piensan en el qué dirán. La moda puede dictar ciertas líneas, ciertos estilos, pero la gente no se apropia de estas tendencias y las vuelve suyas. Sin embargo, poco a poco está cambiando este escenario: cada día las personas se atreven más y las marcas están apostando por salir de la caja.

VESTIR PARA EMPODERAR

Aunque es extrovertida y enérgica, el centro de la vida de Natalie está claramente delimitado y transmite serenidad: su familia. “Mi esposo y mis hijas son mi gran motivación. Son lo que más quiero en este mundo y por ellos me despierto todas las mañanas feliz. Por ellos busco siempre que mi casa sea un ambiente bonito y que se sientan amados”, cuenta en el momento más emotivo de la entrevista.

Su rol de madre en particular le ha ayudado a ganar aún más perspectiva acerca de la importancia de ser uno mismo. Esta visión se traslada a su comunidad digital, donde promueve un mensaje de aceptación y autoexpresión. Porque finalmente eso es la moda para Natalie: una herramienta más de empoderamiento. Su enfoque como asesora se basa en ayudar a las personas a descubrir su auténtico estilo más allá de imponer tendencias. Su trabajo trasciende la estética: es, prácticamente, un proceso de autoconocimiento.

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¿Cómo ha influido tu rol de madre en tu visión sobre la moda y la imagen personal?

Tengo una hija de 19 años, otra de 9 y otra de 6. Miranda, la de 9, no sabes cómo trata de estar bonita: se peina, se arregla, piensa mucho en lo que va a ponerse. Eso es algo que ella ha aprendido de mí. A la mayor, en cambio, no hay manera de quitarle el buzo de encima: es todo lo contrario de lo que soy [risas]. Me gusta influir en ellas, pero también que tengan su propia esencia. Si el buzo y las sweatshirts la hacen feliz, yo también soy feliz. Y si la segunda quiere vestirse linda y todo eso, chévere también. Siempre las he dejado ser, y ahora también. Nunca he peleado por la ropa. Al igual que yo, se han puesto siempre lo que querían [risas].

¿Qué momentos especiales destacas de tu trabajo?

Lo mejor es cuando tú haces sentir linda a la gente. Es un sentimiento increíble. Cuando se miran al espejo y se dicen: “¡Miércoles! ¿Esa soy yo? Sí podía ser linda”. ¡Claro que podías ser linda! Pero a veces nos perdemos en el camino.

Yo sé que la imagen personal puede ser vista de una manera banal, pero en realidad no lo es: vestirse bien y sentirse bien tiene un efecto tremendo en las personas. Sales al mundo de manera diferente, y eso lo notas tú y lo notan los demás también. Tiene un efecto superimportante y es hermoso ayudar a las personas a sentirse más seguras de sí mismas. Yo misma he vivido esos efectos negativos y es horrible. Tengo un tatuaje que dice “Love yourself” porque es lo más importante que hay. Eso es lo que yo trato de hacer en las personas: que cambien ese sentimiento de amor propio hacia ellas mismas.

Si pudieras darles un consejo a tus clientas que buscan sentirse más seguras a través de su imagen, ¿cuál sería?

Que trabajen en ellas. Lo más importante es amarte a ti misma. Cuando te amas a ti misma, cuando te dices que eres lo máximo, realmente logras todo en la vida. La imagen es un trabajo muy disciplinado: uno trabaja para que lo vean como uno quiere. No importa el cuerpo que tengas, porque el cuerpo no nos define. Puedes ser S, M, L o XL o lo que gustes, y vestirte lindo. La ropa tiene el poder de hacernos sentir lindas. ¿Por qué no trabajar para conseguirlo? 

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¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Quizás un canal de YouTube o un podcast. Quiero ayudar a empoderar a la gente. Mi vocación de servicio es hacia las personas, hacia las mujeres, que se sientan lindas, seguras de sí mismas. Con ese propósito estoy trabajando en varios proyectos que pronto saldrán a la luz. Lo hago porque yo misma he vivido con muchas inseguridades durante mucho tiempo. Quisiera que todas emprendan esa transformación. No es fácil, por supuesto, pero todo en la vida empieza con un cambio de actitud. Puedes lamentarte o hacer algo tú misma y decir: “Carajo, voy a cambiar esto y trabajar para que las cosas sean diferentes”. 

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Natalie Bourchier

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