Por sus rizos y sus tenidas verdes bien podría pasar por una versión live action de El Principito perdido en Lima. Experto en convertir lo ridículo en inmortal, ese agente de lo absurdo se ha vuelto un ícono de las redes sociales. Lo aman en Chile y Argentina, y para este verano recomienda a los lectores no excederse en el bronceado.
«Mejor lo hacemos por Meet», responde Ravendano desde el chat de Instagram mientras se pacta este diálogo. Cuando llega el día, no se conecta desde una laptop, sino que aparece y saluda enmarcado en un rectángulo de 9:16, las medidas de una pantalla de teléfono móvil. Y es que todo ha sido una trampa. Una estrategia elegante. Una maravillosa jugada.
Es conocido por sus oufits llamativos (que adquiere en Lima, en sus viajes o por internet) y sus tips locos para no ser ordinario en la playa o en el mall, y por su ya resabida recomendación: que siempre es mejor pronunciar un ‘amoooo’ en lugar de ‘me encanta’. Él, que nació y se presentó a la sociedad y se viralizó con sus ¡ajjj! y ¡or-di-na-ria! a través de una pantalla vertical, opta por aparecerse a la entrevista en el mismo formato. De esa forma su personaje no se materializa en una conversación presencial. Para preservar la magia. Aunque quizá solo le habla mejor al celular y a su cámara integrada, porque «me ponen una al frente y ¡ya! La cámara lo es todo para mí».
Si le preguntan su edad dice que tiene mil años. Si le consultan por sus orígenes, asegura que su abuelita le ha jurado que su familia alberga ya cuatro generaciones de peruanos puros. Cuenta que de niño inventaba historias delirantes sobre sus compañeros y las recitaba en clase. Si alguien quiere saber su profesión refiere que estudió publicidad y que la ejerció cerca de un año, aunque la práctica a todo momento, porque ser Ravendano exige creatividad diaria. En esta plática no queda muy claro si el que responde las preguntas es el actor que hace de Ravendano o Ravendano mismo. Quizá, al fin y al cabo, son la misma persona. O quizá sin sus seguidores demandan y esperan que el Ravendano coincida con el de carne y hueso.

La primera vez que vi un video tuyo me dije: «este man se parece a Hansel, el personaje de Owen Wilson en ‘Zoolander’. ¿Hay algo de ello?
No tengo referentes. Me inspiro en mí. Si ando a la moda es porque considero que mediante ella uno puede expresar su personalidad y eso que no es fácil llegar a ese punto. En Lima no hay tanta moda, pero si vas a Nueva York o a otras ciudades ves gente que se atreve un poco más. ¡Mi estilo es fiesta! Y claro, Lima, y todo el Perú, es conservadora. Así que ser uno mismo acá, a veces, es complicado. En la adolescencia era muy tímido. Ahora quiero ser yo, y yo soy originalidad. Puedo apreciar lo que hacen otras personas, pero quiero ser ¡YO! (risas). Y eso se puede apreciar en mis videos.
Ser original exige bastante esfuerzo, ¿no?
Hay personas que quieren copiar material de otros. Piensan que para que les vaya bien, por ejemplo, en un negocio, deben irse a lo seguro y a lo que ya funcionó. Y… ante ello, ser original, sí, puede ser complicado; pero si le das esfuerzo y esfuerzo se puede llegar a muchas cosas. Eso es lo busco transmitir con mis videos y mi forma de vestir, el ‘sean ustedes mismos’, el saber explotar la esencia de cada uno.
¿Han tratado de copiarte?
Sí y molesta. ¡Odio las copias! A un influencer que trata de hacer exactamente lo mismo que otro también le va bien. Pero no es original, pues. En mi caso, si alguien intenta copiarme, tengo un grupo grande y bien fuerte de seguidores que dirán: ¡Vamos a los comentarios! Y van a ir a explotarle.
No miente. Ha traspasado fronteras. Tiene vasto público en Argentina y Chile y el 2024 se la pasó viajando a estos países. En octubre también lo invitaron al ‘Durando Fashion Week’ de México. Aceptó al toque porque Durango era casi un desierto hermoso sacado de un western. De hecho, el dress code del evento exigía ir al estilo ‘cowboy glam’. Se mandó a hacer una botas en una zapatería de San Juan de Miraflores para la ocasión.
Antes de ser tan viral y tan internacional, asegura que trataba de incursionar en las redes sin mucho éxito. Allá por 2017 solo publicaba fotos, pero sintió que no transmitía una emoción en ellas. Hasta que años más tarde viajó a Cajamarca con toda su familia y se hospedaron en una casa «súper linda», como calificaría él. Le pidió a su madre que lo grabara mientras él mostraba el lugar. «No lo describí de manera tan exagerada como ahora, pero pegó y me dije: ‘Tengo que hacer esto’. A veces hay que hacer contenido en base a lo que la gente quiere. No hay que ser tan egocéntricos», refiere.

¿Qué tal la experiencia en el ‘Durango Fashion Week?
Ahora invitarte a un evento con dress code es bastante fuerte. Para Durango tuve que armar diferentes outfits: para el día del desfile, para ir a cenar, para ir al aeropuerto. Todo tiene un código.
Vaya, tendrás un clóset lleno
Conservo muchas cosas de muchos años porque siento que la ropa tiene potencial. Salvo los pantalones pitillos que ya pasaron de moda y lo que se usa ahora son los palazzo.
¿Eres de salir a la calle con los outfits con los que sales en los videos?
No, realmente los uso más para ir de fiesta.
¿Si te ven en la calle, dicen: «miren, ¡es real!»?
Hay gente de todo tipo, ¿ah? Hay los que me pueden pedir una foto o un saludo. Y los que me piden que, por favor, los insulte. Y yo: «Oye, ¡¿cómo te voy a insultar?! No puedo hacer eso. Mi intención no es humillar a nadie.
Pero quizá solo quieren un cariñoso: ¡zancuda!
No, de verdad hay gente que pide que los insulte de una manera más agresiva. Si oigo esa petición me voy corriendo. Me ha pasado cuatro veces.
Lima está llena de masoquistas, entonces
Sí, sí, sí. Y debe haber más de ellos, solo que no lo dicen (risas).

He visto que en los comentarios de tus videos a veces sale esto: «Tan creído y peruano». ¿Cómo manejas esto?
Hay otros países que están en mejor situación económica que nosotros, pero no por eso nos van a venir a ningunear. O sea, ¡¿qué les pasa?! ¿Qué tienen? Están locos. No hay forma de que te etiqueten por tu país.
¿Cuánto tiempo le dedicas a los videos?
Ahora estoy al cien por ciento en redes sociales. Una persona pensaría que un influencer se la lleva fácil. De repente puede ser un trabajo con muchas más oportunidades que otros, soy consciente de eso, pero el esfuerzo del influencer no es físico; es mental. Hago guiones y debo pensarla bien porque tengo que hacer algo de calidad, tanto en productos para marcas como en mi contenido personal. No grabo con ninguna cámara, solo con el celular. Un camarógrafo que trabaja para mí agarra el móvil y graba. Yo mismo edito los videos; lo cuál es otra chamba: hay que evitar la ‘pausa millennial’, eso de iniciar con un ‘hola’, porque el primer segundo es clave. Sino tu video ya fue. Gracias a la publicidad tengo bastante base, pero en la práctica uno va creciendo mucho más.
Estás en constante aprendizaje, ¿qué cursos has llevado?
Tomé un curso de teatro en La Plaza que me ayudó a soltarme más. Me enseñaron sobre la ‘empatía’, es decir, aquello de interactuar con otro actor y que todo está en escuchar para transmitir emociones y que de estas surjan reacciones. Otro curso con la ‘técnica Meisner’ que consiste en reaccionar súper rápido. Por un tiempo estudié arte culinario y no lo terminé, pero al menos ya tengo la noción.
Vendes una piedra que recogiste en el Malecón a diez mil soles en tu tienda online de merch. ¿Es una sátira al mercado del arte?
Mira que interesante esto. Tú puedes tomarlo como quieras. Yo creo un video y la opinión que genera en una persona no es la misma a la que tiene otra. Depende de cómo lo veas. ¡Eso me encanta porque es ‘lo en vivo’! En el tema de la piedra quise transformar algo ridículo en impresionante. Me encuentro una piedra en el parque y de la nada la quiero vender. Lo que buscaba es que la piedra despertara una emoción, que la gente se pudiera encariñar con esta, crear una historia en torno a ella. Es como el arte: si llegas a entender el ‘contexto’ de la piedra, al final… ¡Es tuya pues, ¿no?! ¡Cómprala!
¿Cómo va la venta?, ¿ya tienes posibles compradores que quieran adquirir la piedra tocada por ti?
En realidad, quiero generar más contenido con la piedra, hacer que siga generando emociones.
¿En qué parte de tu casa la tienes?, ¿está bien cuidada?
Sí, ahorita está abrigada en su frazada, descansando. Te cuento, la quiero llevar al spa (risas). Siento que haciendo estas cosas locas la gente dirá ‘¡¿qué?!’. Mi piedra tiene potencial, así que voy a hacer muchas actividades ella.

Tuviste este stand up en forma de curso llamado ‘Clase preventiva para no ser ordinario’. ¿Para cuándo abres otras inscripciones?
Sí, hice dos fechas y planeo abrir una nueva más adelante. Es un show. Es como ir al teatro, pero más inmersivo, como volver al colegio o a la universidad. Llegas a un lugar que simula a un salón de clases, llevas tu cuaderno y tu lapicero, pongo un PPT, la gente participa e interactúa entre sí. Puedes hacer amigos si quieres. Al final exponen, dan un examen y les entrego un certificado. Forma parte de las cosas en las que apuesto para que la gente tenga experiencias diferentes. Me gusta vivir cosas nuevas y es grato que los demás puedan vivir experiencias gracias a mí. Quiero darles eso, esa especie de regalo. A ver, ir al teatro enriquece e ir al cine es bárbaro, pero quiero aportar cosas nuevas. Siempre tengo eso en la cabeza.
¿Qué hay de tus colaboraciones con Johanna San Miguel, por ejemplo?
También hice una colaboración con Karina Calmet de los ‘Cinco tips para ser una fingida’. Ella y Johanna son personas que tienen trayectoria. Yo tengo dos años en esto. Ver a Johanna meterse en su personaje de Queca es como que ¡wow!, fascinante, es de un talento increíble. Estoy muy agradecido de haber colaborado con ambas.
Ya que hablamos por esta vía, ¿conversar por Meet o Zoom es ordinario o exótico?
(Risas) No, ósea, antes de hablar contigo también tuve que conectarme con otra persona, porque te cuento que voy a ir a una fiesta a calificar disfraces. Voy a decirle a la gente si su disfraz es muy ordinario o muy básico.
¿Qué planes para el verano?
Tengo que estar en la playa. Pero, en serio, lo que me gusta de la playa es la fiesta. Le recomiendo al público que, si se expone mucho al sol, por favor, échense bloqueador a la piel. A la gente le encanta estar rostizada, pero después vienen los años y les pasa factura.
Entonces, no te gusta el sol veraniego…
Puedo broncearme, pero no todos los días. Lo hago un sábado y suficiente. Si voy a la playa salto de fiesta en fiesta.

¿Tienes alguna filosofía de vida?
Mi lema siempre es: «Lo normal no va con nosotros, ¡aj!». Así que, por favor, no sean normales. Siempre exótico, nunca inexótico.
Tú eres más de Instagram, salir en una revista te debe saber a algo inexótico, pasado de moda.
¡Noooo! Escúchame, escúchame. He visto que ‘Asia Sur’ tiene una muy buena estrategia. Se está juntando con influencers en la creación de contenido. Genial por sus colaboraciones. No engancho con otras revistas como con ustedes.
Bueno, nada. Gracias. Ahora toca la sesión de fotos. Cuando los lectores lean esto las fotos ya estarán publicadas. Pero ahora que aún no se realizan, te deseo una sesión gloriosa.
¡Por supuesto! Yo ya llevé clases para la ocasión. Una de mis primeras campañas fue con Depilé y desde entonces me dije: «tengo que aprender a posar». Hay técnicas, como desnivelar los hombros y esas cosas. No te preocupes, las fotos van a estar increíbles.
Vestuario:
Genes
Accesorios:
Alexandra Temple
