Hoy es profesora universitaria, cuenta con dos empresas propias y trabaja como fotógrafa profesional con grandes marcas, al tiempo que expone sus fotografías artísticas.
Kiana de Tramontana no es una fotógrafa común. Desde muy pequeña supo que quería capturar el mundo con su cámara, y desde entonces no se conformó con seguir un camino convencional. “Siempre me apasionó tener una mirada muy particular del mundo y expresar de manera visual cómo yo veo las cosas. Siento que es difícil de explicar el momento exacto en el que conecté con la fotografía. Supongo que la pasión por lo visual siempre estuvo ahí, desde el principio”, explica Kiana.
Segura de su pasión por la fotografía, con apenas 17 años Kiana estudió la carrera técnica de fotografía en El Centro de la Imagen, luego de lo cual partió a Argentina para obtener su licenciatura como fotógrafa. Fue allí cuando llegó la pandemia y Kiana, curiosa e hiperactiva, fundó Desborde Visual, una empresa dedicada a brindar talleres de fotografía tanto a estudiantes como a organizaciones, entre ellas el Colegio Markham y el Club Regatas.
“Argentina fue un reto también, porque tuve que adaptarme a otro país, otra cultura y a otra forma de vivir. Pero creo que valió la pena, porque aprendí mucho y crecí como persona y como profesional", refiere Kiana, quien al poco tiempo cursaría una maestría en Gestión Cultural en la Universidad de la Rioja, en España, y en paralelo, un programa de docencia de un año.
En paralelo a su formación académica, Kiana se dedicó a la docencia universitaria en la UPC y en la Universidad de Lima, y a la fotografía comercial, publicitaria y artística. Convencida de que este era su camino, Kiana continuó perfeccionando su trabajo en eventos sociales y corporativos, así como en proyectos gastronómicos, imprimiendo un enfoque único y creativo. Además, trabajó en diversos proyectos con marcas reconocidas como el Centro Comercial el Polo, Shift Innovacion, Oktoberfest, Miniso e incluso en una oportunidad para Asia Sur.
Pero la fotografía para Kiana es mucho más que un trabajo. Por ello, ha sabido dedicarle tiempo de su ajetreada agenda a la elaboración de proyectos de fotografía artística que elabora desde cero y en base a collage de fotos propias que han sido exhibidos al público a través de exposiciones individuales y colectivas, demostrando una gran capacidad para comunicar su visión artística de manera poderosa y convincente.
A pesar de su precocidad, Kiana no le da demasiada importancia a la edad.
“Creo que la edad es totalmente relativa. En mi caso es algo que he tenido muy claro desde muy chica. No siento que sacrifique mi juventud, sino que estoy invirtiendo en mí misma y en aquello que me apasiona”, comenta Kiana, quien sigue maquinando nuevos proyectos artísticos y profesionales.
Aunque parezca increíble, la historia de Kiana no termina aquí. Hace poco, junto a su pareja, Giancarlo Falcone, chef profesional, incursionó en el mundo de la gastronomía con La Factoría Food Truck, un proyecto que ofrece diferentes conceptos culinarios y que actualmente se ubica en Punta Hermosa, donde ofrece comida nikkei como makis, poke bowls, langostinos al panko, entre otros piqueos.
Para Kiana, la naturaleza del negocio, que aspira a ofrecer otras propuestas gastronómicas, le permite conjugar su faceta como empresaria con su trabajo de fotografía.
“El proyecto con Giancarlo me ha dado la posibilidad de seguir creciendo, y de hacerlo juntos. Él siempre me ha impulsado a buscar nuevas cosas y a aventurarme a seguir creciendo en distintos rubros", comenta Kiana, quien recuerda que su primer acercamiento con la gastronomía fue hace tres años, cuando comenzó a vender hummus que ella misma hacía a amigos y conocidos.
La historia de Kiana de Tramontana es un recordatorio inspirador de que la edad no es un obstáculo para el éxito. Con pasión y dedicación, esta joven fotógrafa ha logrado más de lo que muchos esperarían en toda una vida, demostrando que los límites solo existen en la mente de aquellos que se niegan a perseguir sus sueños.
@kianadetramontanafoto