Desde muy joven, Briana estuvo expuesta a escenarios de alta presión. A los 15 años, participó en certámenes de belleza que, según ella, la prepararon para afrontar los retos que llegarían después: el crecimiento como influencer, la exigencia de las marcas y un episodio difícil de ciberacoso que la llevó a reflexionar sobre el impacto de las redes sociales. “Tomé la decisión de desaparecer por un tiempo para priorizar mi estabilidad emocional. Fue duro, pero también una oportunidad de aprendizaje”, recuerda.
Hoy, Briana ve ese momento como un punto de inflexión. Su enfoque en el contenido ha evolucionado hacia una propuesta más real y empática, basada en historias personales con las que muchas de sus seguidoras pueden identificarse. “He aprendido que mostrarte tal como eres no solo te libera, sino que también construye una comunidad auténtica. Prefiero ser creíble a seguir estándares imposibles”, afirma.
Entre sus proyectos para 2025 se encuentran el lanzamiento de Oterana, su propia marca de ropa, y la reactivación de sus redes sociales con un contenido renovado. A pesar de la presión que a menudo acompaña el mundo digital, Briana ha encontrado su equilibrio: “Ser constante y auténtica es clave, pero también necesitas estar preparada mentalmente para los retos que conlleva este camino”.