Dice que todo empezó cuando veía a Mafer, su hermana mayor, en su rol de influencer. “Ella es mucho más reconocida y ha sido un gran ejemplo. De niñas, Mafer era tímida y yo extrovertida, así que mis padres me decían: ‘Oye, ¿qué raro que a la que le guste hablarle a la cámara no fueras tú’. Entonces, poco a poco me empecé a mandar y llegaron las marcas y los contratos”, relata.
“Yo muestro más lifestyle y mi vida universitaria en mis redes”, alega. Miranda cursa el décimo ciclo de Psicología y también trata de plasmar lo aprendido en aulas en su contenido. Ella ama brindar herramientas a las personas para que puedan mejorar o enfrentar sus batallas mentales. Miranda reconoce que en algún momento tuvo una obsesión. Si la invitaban a un lonche, prefería llevar un yogurt light. Para su viaje de prom cargó con diecisiete manzanas en su maleta para no ser tentada por una hamburguesa. “La pasaba mal al no controlar las calorías que ingería”. De ese viaje regresó a Lima con las defensas bajas. Luego de una temporada en la clínica, se dijo: comeré intuitivamente.
Eso sí. Antes, en su etapa de colegiala del Villa Caritas, anhelaba ser chef, el clásico peruvian dream. Se paraba al lado de su madre en la cocina anotando recetas. Hacia el final le hizo caso al test vocacional que establecía que su destino era ser psicóloga. “La dudé. Yo soy muy sensible. No me veía oyendo a los demás. Pensaba que iba a llorar en las sesiones”, confiesa. Ahora canaliza sus sentimientos, está enamorada de su carrera y es consciente de que la salud mental de la gente es estará en sus manos.
Entre crear contenido por las mañanas y estudiar en las tardes y noches, Miranda disfruta el poder bañarse, abrigarse en su cama y ver un capítulo de Lost. Como fanática de la lectura, va por el cuarto libro de la saga ACOTAR (A Court of Thorns and Roses) de Sarah J. Maas. La visita a los fogones también figura en sus actividades. “Me encanta hacer pollo al horno con camotes confitados y arroz”, menciona.
No faltan los malintencionados que comparan su contenido con el de Mafer. “Y mi respuesta más honesta es: ¡claro que quiero ser como ella! Es una persona increíble. Si puedo seguir sus pasos, lo voy a hacer. No le veo nada de malo”, argumenta. Igual, esas críticas no le quitan las ganas de seguir compartiendo su día a día.
